Lectio Divina 24º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Evangelio del día 14 de setiembre Juan 3, 13-17

Lectio:

Los fariseos consideraban que la salvación provenía de la ley mosaica y de su estricto cumplimiento.Durante la catequesis a Nicodemo, Jesús acude a un pasaje de la Torá, porque, escudriñándola, debería comprender la novedad que aporta Jesús. La salvación se presenta encarnada en un hombre de carne y hueso, enviado por Dios, y no solo en la letra muerta de un libro, lo cual descoloca a Nicodemo. Si toda ley escrita es interpretada por juristas, que después dictan sentencias, resulta que no es posible encerrar en un texto a una persona. Porque, ¿cómo dictar sentencia a partir de un hombre? Imposible.

 

Meditatio:

Como Nicodemo, también estoy descolocado. Es decir, lo fácil son los silogismos: hay tal falta, entonces la norma exige una reparación de taltipo. Sin discusión. Pero, con Jesús como norma de vida, esto salta por los aires. Él mismo, en la cruz, es siempre juicio salvífico, absolutorio, amoroso, dispuesto a perdonar y no a condenar. Resulta contradictorio y escandaloso que un instrumento de tortura ideado para castigar y provocar terror suponga para los cristianos un medio de salvación. No es la madera la que salva, sino quien está clavado en ella. La cruz de plata que guía la procesión puede ser muy hermosa. Pero no debo maravillarme por su fulgor, sino humillarme y permanecer mudo ante quien da su sangre por amor a sus amigos… ¡y sus enemigos!

 

Oratio:

Me inclino ante tu cruz, Señor, donde te veo con los brazos abiertos, acogiendo a toda la humanidad de buenos y malos, justos e injustos. Y reconozco mi pecado, por limitarme a amar solo a los que me quieren. Deseo ser como tú, y ofrecer una mano tendida también a quien sé que, como en ocasiones anteriores, de nuevo me la puede rechazar.

 

En Costa Rica desde el año 2009

Somos Librería y distribuidora de las biblias y libros católicos

Ver Galeria