Muchos cristianos rezan algunos himnos del Nuevo Testamento, como los cánticos de Zacarías y de María, o los himnos que conservan las epístolas de Pablo y Pedro. Estas oraciones de la Iglesia primitiva, repetidas, corren el riesgo de sufrir los efectos de la rutina y no alimentar ya la fe y la oración de alabanza. Este cuaderno propone un estudio preciso de estos grandes himnos para que recobren su fuerza.
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