Al compartir con nosotros las vivencias de sus propios aniversarios, y las de otras muchas personas a las que ha acompañado y acompaña, Anselm Grün nos transmite su alegría de vivir y nos anima a percibir cada cumpleaños como una invitación a empezar de nuevo.
«A mí me sucede que, cuando era niño, un hombre de sesenta años me parecía viejo. Pero cuando cumplí sesenta, no me sentí viejo para nada. Relacionamos con la edad las experiencias que tuvimos de niños con personas mayores. Sin embargo, es decisivo cómo nos sentimos ahora. Cada cumpleaños es una invitación a decir sí al hecho de que me estoy haciendo mayor y a vivir gustosamente la edad que actualmente tengo».
Somos Librería y distribuidora de las biblias y libros católicos