La condición natural de los seres humanos es la felicidad; por tanto, si una persona es crónicamente infeliz, es que algo no marcha bien. Puede que no sea suya la culpa o que no tenga otra alternativa, pero lo cierto es que algo está fallando. Por desgracia, todos hemos experimentado en alguna ocasión la frustación de nuestro deseo innato de ser felices, y seguramente es porque pensamos que nuestra felicidad depende en gran parte de cosas externas a nosotros o incluso de otras personas. Y así nuestros sueños irreales de felicidad se ven defraudados.
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