En la historia de la cultura, Jesús ha sido un signo imposible de evitar, un signo con el cual hay que ajustar las cuentas, un signo que hay que aceptar o rechazar. Encontrarlo nunca puede dejar a nadie indiferente: en la relación con él se juega, de hecho, algo significativo para nuestras vidas. ¿Qué significó cruzarse con sus pasos durante su experiencia terrenal o también después del acontecimiento de la resurrección?
Desde la fecha de su nacimiento, colocada convencionalmente como línea divisoria entre dos eras, Jesús ha impregnado de su presencia y de su palabra la historia de Occidente, que no puede entenderse sin él. Este libro traza su perfil partiendo de la experiencia bíblica de quien lo encontró y se confrontó con él.
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