Uno de los sueños más antiguos de la humanidad es que todos los habitantes de la Casa Común que es la Tierra puedan un día sentarse juntos a la misma mesa y celebrar la alegría de comer y beber juntos los frutos de la Tierra y de su propio trabajo. Sería el inicio del Reino de la Paz perpetua. Pero no habrá paz en el mundo mientras haya estómagos vacíos, falta de solidaridad y de compasión para con los más necesitados.
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