Tras presentar la exégesis canónica y sus pioneros (B. S. Childs, R. Rendtorff y J. A. Sanders), ofrecemos un estudio monográfico de la filiación divina del justo en el libro de la Sabiduría (Sab 2,12–3,9;5,1-16) desde la perspectiva canónica. Dicho justo se caracteriza por cuatro rasgos: lleva una vida santa, es perseguido y asesinado por los impíos, recibe la salvación escatológica y se tiene por hijo de Dios. Tanto la literatura bíblica como la apócrifa presentan justos semejantes. Entre éstos destacan el siervo de Yavé, el salmista del Sal 22(21) y el rey davídico en los libros canónicos; entre los apócrifos sobresalen los justos del Henoc etiópico, el Maestro de Justicia (Qumrán), Job (TestJob), Eleazar (3 Mac) y Asenet (JosAs). Sin embargo, ninguno tiene simultáneamente los cuatro rasgos del «justo-hijo de Dios» de Sabiduría. Sólo el Nuevo Testamento menciona un justo así. Es Jesús de Nazaret. Este dato histórico-literario tiene interesantes consecuencias.
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