Lo que no se usa, se estropea. Sin mantenimiento, surgen las averías. Con empeño, generosidad e iniciativa, las cosas, las relaciones y las personas que más amamos no solo se conservan, sino que se hacen más valiosas, crecen y se embellecen.
El autor ofrece sugerentes modos de mejorar el propio hogar: dar las gracias, pedir perdón, tener iniciativa, hacer favores, escuchar con atención, transmitir calma, cultivar el equilibrio personal y la fuerza de voluntad, etc., todos ellos encaminados a hacer de la propia familia el mejor lugar donde vivir.
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