Sentimos impotencia, se nos encoge el corazón, se nos hace un nudo en la garganta y perdemos la paciencia cuando un ser querido padece alzhéimer o es objeto de nuestros cuidados profesionales.Quizá pensamos que deberían habernos dado un manual para la situación, por lo complicada que nos resulta personal y relacionalmente.
Dice el autor: "Sueño con ver este libro en manos de familiares de enfermos de alzhéimer, así como en manos de cuidadores. Deseo que sientan que estas páginas reflejan un poco de comprensión ante lo que están viviendo. Confío en que sean útiles para responder a inquietudes y necesidades de estrategias, para vivir sanamente los límites que nos impone la naturaleza humana."
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