Cuando Lutero quiso volver al fundamento y al origen del cristianismo para reformarlo y renovarlo desde dentro, utilizó el adjetivo sola: Sola gratia, sola fides, sola Scriptura y solus Deus. Balthasar, sin embargo, en nuestros días, ha situado como único centro y cimiento del cristianismo al Amor. Pero no un amor cualquiera, sino el amor que es Dios en sí mismo, en su vida divina de plenitud; el amor que es el origen, el principio y el fundamento de toda la realidad.
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