El futuro de la vida religiosa internacional depende significativamente de la capacidad de cada comunidad de vivir interculturalmente. Aquellas que no lo logren se fragmentarán o morirán, afirma el académico Anthony J. Gittins.
Conscientes de la importancia de la interculturalidad en la vida consagrada, el Centro de Estudios de la Vida Consagrada (CSCL) de la Unión Teológica Católica (CTU) de Chicago patrocinó un programa (2017-2020) en el cual veinte equipos centrales de congregaciones e institutos religiosos de varones y mujeres sirvieron como catalizadores y recursos para fomentar y desarrollar proyectos interculturales en las comunidades religiosas.
Este libro se publica con el objeto de compartir los ricos frutos de ese programa.
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