Este número de Concilium examina las interacciones y vínculos entre la economía y la religión en nuestros días. Su pretensión no es analizar cómo el cristianismo puede introducir demandas éticas en las áreas económicas, sino descubrir el carácter teológico de estas conexiones: ¿cómo se entiende hoy la relación entre la economía y la religión? Esta pregunta nos conduce hacia la dimensión religiosa del comportamiento y la estructura de la economía, y también hacia reflexiones sobre las dimensiones económicas de la religión. Estas conexiones pueden entenderse como un reto y una oportunidad para el cristianismo.
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